La mayoría de los chilenos tendemos a generalizar las razones de los inmigrantes en nuestro país. Creemos que sólo se tratan de fines económicos, y hasta algunos llegan a pensar que sólo “nos vienen a quitar nuestros trabajos”. Sin embargo, cada caso tiene su historia particular. Muchas de ellas nos asombran y nos hacen romper aquellos esquemas que teníamos establecidos.
Tal es el caso de Carlos Funes, un peruano de tan sólo 35 años, soltero, que vino para quedarse por un tiempo indefinido en Chile. Hace 8 años que llegó a nuestro país, luego de haber viajado por diversos lugares de Latinoamérica.
¿Pero qué es lo que hace a este personaje ser alguien especial e interesante dentro de todos los peruanos inmigrantes en nuestro país? Si bien la mayoría de éstos vienen en busca de mejores oportunidades económicas, Carlos quiere zafarse de ese paradigma. Lo que él busca en cada territorio que pisa, es conocer sus paisajes, conocer su idiosincrasia, pasarlo bien y aprovechar de las cosas buenas de la vida. En definitiva, vino a turistear. Si algún tipo de oportunidad económica salía al paso, no le vendría mal, pero para él, éstas no se convertirían en sus objetivos primordiales.
Comenzó su travesía de "patiperro" cuando acababa de salir del colegio, tomando su primer vuelo hacia Uruguay, donde permaneció allí durante un año y medio, con apenas 20 años. Luego decidió trasladarse a Argentina, donde vivió casi dos años, allí comenzó a trabajar como cajero en negocios de comida rápida, que le proporcionaba un sueldo rentable y fructífero para lo que necesitaba. A medida que empezó a adquirir más experiencia en este rubro, decidió crear su pequeño negocio de churrascos, llamado “Cheveríssimo”. Éste, sin embargo, obtuvo su primer local fijo en la calle “Grajales”, situado en el conocido “barrio universitario” de la capital de nuestro país.
A pesar de ser un lugar bastante acogedor y limpio, no es tan conocido por los jóvenes que rodean comúnmente esas calles. Aún así, Carlos asegura que sus ventas van bastante bien, y que no tiene mayor problema con eso. "Cheveríssimo" se especializa en la venta de sandwichs peruanos, tales como el Lechón, el Cicharrón, el Pollo a la Brasa, la Butifarra, el Pavo y el Asado. Los precios de éstos se ven bastante asequibles, los tamaños más grandes cuestan alrededor de 2.900 pesos, mientras que el más pequeño sólo cuesta 1.900 pesos. Son bastante sabrosos y tienen como aquel gustito casero que nos deja satisfechos.
Aún así, Carlos no asegura quedarse aquí para siempre: “a pesar de que mi estadía en Chile no ha sido mala, me gusta ir viajando de un lugar a otro constantemente. Creo que soy una persona que necesita recorrer distintos lugares”.
A pesar de la exhaustiva colonia de peruanos existente en nuestro país, Carlos prefiere mantenerse al margen. Y no precisamente porque le desagraden o cosa por el estilo, sino más bien porque sus fines aquí son otros. Ha mantenido una muy buena relación con los chilenos, y a pesar del orgullo y patriotismo que siente hacia su tierra, no participa de aquellas conglomeraciones peruanas que se crean en la Plaza de Armas de Santiago, ni tampoco comparte con algún grupo de éstos.
Carlos vive solo en Chile. Compró una casa cerca de dos cuadras de su lugar de trabajo, lo cual lo hace estar aún más satisfecho de la calidad de vida que lleva aquí. Todos los fines de semana, prefiere quedarse en su hogar viendo televisión, y por las noches sale a divertirse al concurrido “barrio Suecia”.
Aún así, extraña a su familia. Sobretodo las comidas y las costumbres de su país. Es más, trató de incitar a sus padres y a sus hermanos a que viniesen a vivir a Chile, pero éstos no aceptaron. “Ellos no tienen ni la menor intención de venirse a vivir aquí. En Perú tienen todo lo que necesitan y se sienten cómodos estando allá. Además, aca en Chile existen las mismas oportunidades que hay allá".
A pesar de la gran añoranza que Carlos siente, asegura que esto no le causa un dolor insoportable y que puede vivir perfectamente con aquello. “Tengo algunas fotos de mi familia en mi casa, y nos llamamos por teléfono constantemente. Así los siento un poco más cercanos”.
Además, asegura que a su país natal no lo cambiaría por ninguno. Y que a pesar de haber conocido lugares maravillosos, que le ofrecían grandes oportunidades, su mentalidad siempre ha estado en volver al Perú. “Para mí, mi país es el lugar más lindo de todo el mundo. Es la tierra en donde quiero envejecer y morir. Si me dieran a escoger, Perú siempre será mi primera opción”.
Por, Paulina Padilla.
Tal es el caso de Carlos Funes, un peruano de tan sólo 35 años, soltero, que vino para quedarse por un tiempo indefinido en Chile. Hace 8 años que llegó a nuestro país, luego de haber viajado por diversos lugares de Latinoamérica.
¿Pero qué es lo que hace a este personaje ser alguien especial e interesante dentro de todos los peruanos inmigrantes en nuestro país? Si bien la mayoría de éstos vienen en busca de mejores oportunidades económicas, Carlos quiere zafarse de ese paradigma. Lo que él busca en cada territorio que pisa, es conocer sus paisajes, conocer su idiosincrasia, pasarlo bien y aprovechar de las cosas buenas de la vida. En definitiva, vino a turistear. Si algún tipo de oportunidad económica salía al paso, no le vendría mal, pero para él, éstas no se convertirían en sus objetivos primordiales.
Comenzó su travesía de "patiperro" cuando acababa de salir del colegio, tomando su primer vuelo hacia Uruguay, donde permaneció allí durante un año y medio, con apenas 20 años. Luego decidió trasladarse a Argentina, donde vivió casi dos años, allí comenzó a trabajar como cajero en negocios de comida rápida, que le proporcionaba un sueldo rentable y fructífero para lo que necesitaba. A medida que empezó a adquirir más experiencia en este rubro, decidió crear su pequeño negocio de churrascos, llamado “Cheveríssimo”. Éste, sin embargo, obtuvo su primer local fijo en la calle “Grajales”, situado en el conocido “barrio universitario” de la capital de nuestro país.
A pesar de ser un lugar bastante acogedor y limpio, no es tan conocido por los jóvenes que rodean comúnmente esas calles. Aún así, Carlos asegura que sus ventas van bastante bien, y que no tiene mayor problema con eso. "Cheveríssimo" se especializa en la venta de sandwichs peruanos, tales como el Lechón, el Cicharrón, el Pollo a la Brasa, la Butifarra, el Pavo y el Asado. Los precios de éstos se ven bastante asequibles, los tamaños más grandes cuestan alrededor de 2.900 pesos, mientras que el más pequeño sólo cuesta 1.900 pesos. Son bastante sabrosos y tienen como aquel gustito casero que nos deja satisfechos.
Aún así, Carlos no asegura quedarse aquí para siempre: “a pesar de que mi estadía en Chile no ha sido mala, me gusta ir viajando de un lugar a otro constantemente. Creo que soy una persona que necesita recorrer distintos lugares”.
A pesar de la exhaustiva colonia de peruanos existente en nuestro país, Carlos prefiere mantenerse al margen. Y no precisamente porque le desagraden o cosa por el estilo, sino más bien porque sus fines aquí son otros. Ha mantenido una muy buena relación con los chilenos, y a pesar del orgullo y patriotismo que siente hacia su tierra, no participa de aquellas conglomeraciones peruanas que se crean en la Plaza de Armas de Santiago, ni tampoco comparte con algún grupo de éstos.
Carlos vive solo en Chile. Compró una casa cerca de dos cuadras de su lugar de trabajo, lo cual lo hace estar aún más satisfecho de la calidad de vida que lleva aquí. Todos los fines de semana, prefiere quedarse en su hogar viendo televisión, y por las noches sale a divertirse al concurrido “barrio Suecia”.
Aún así, extraña a su familia. Sobretodo las comidas y las costumbres de su país. Es más, trató de incitar a sus padres y a sus hermanos a que viniesen a vivir a Chile, pero éstos no aceptaron. “Ellos no tienen ni la menor intención de venirse a vivir aquí. En Perú tienen todo lo que necesitan y se sienten cómodos estando allá. Además, aca en Chile existen las mismas oportunidades que hay allá".
A pesar de la gran añoranza que Carlos siente, asegura que esto no le causa un dolor insoportable y que puede vivir perfectamente con aquello. “Tengo algunas fotos de mi familia en mi casa, y nos llamamos por teléfono constantemente. Así los siento un poco más cercanos”.
Además, asegura que a su país natal no lo cambiaría por ninguno. Y que a pesar de haber conocido lugares maravillosos, que le ofrecían grandes oportunidades, su mentalidad siempre ha estado en volver al Perú. “Para mí, mi país es el lugar más lindo de todo el mundo. Es la tierra en donde quiero envejecer y morir. Si me dieran a escoger, Perú siempre será mi primera opción”.
Por, Paulina Padilla.
1 comentario:
No aplicaste los cambios de los que habíamos hablado.
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